martes, 4 de diciembre de 2007

MI EXPERIENCIA CON REIKI

Todo empezó cuando estuve un par de semanas que padecía migrañas día sí, día no, y me comentaron que la mamá de una amiga del cole de mi hijo hacía masajes. Hablé con esta chica y me dio fecha para hacerme un masaje y, en su tarjeta, ponía, “Masajista terapeútica y Maestra Reiki”.
Yo, desde siempre, he estado interesado en la filosofía, en general, y en la filosofía oriental, en particular, así que investigué en internet sobre el Reiki y, cuando llegó la fecha del masaje fui a hacérmelo. Nunca antes me había atrevido a acudir a algún centro de Yoga o similar, porque me daba miedo que fuera algo sectario o extraño, pero, en este caso, al conocer a esta chica y a su marido y comprobar que son personas normales, me interesé mucho por el tema.
Me comentó que con el masaje podrían desaparecerme los dolores de cabeza, pero que si no lo hacían, pues me recomendaba hacerme unas placas de las cervicales y acudir al médico. El caso es que me hizo el masaje y, posteriormente, me hizo Reiki, porque ella siempre hace al final de cada sesión de masaje un poco de Reiki. Yo no sabía que me lo había hecho.

El Reiki, según he comentado ya es una terapia de curación por medio de la imposición de manos canalizando la Energía Universal (llámalo Dios, Padre, Energía, Amor o como quieras) y equilibrando la energía del paciente (sustrayéndole si tiene demasiada y le inmoviliza, o administrándole si tiene carencias). Lo interesante del Reiki, entre otras muchas cosas, es que no sólo sana el plano físico del ser humano, si no también el emocional, mental y espiritual, puesto que no es ningún secreto que el hombre no sólo es un cuerpo, es algo más (llámesele alma, por ejemplo).

Cuando me hizo Reiki yo estuve como tres ó cuatro días con una calma y paz interior increíbles, pero, de verdad, increíbles y quedé fascinado. Se lo comenté y me dijo, entonces, que me había hecho un poco de Reiki. Me interesé por el tema y cuando esta chica me preguntó si yo estaría interesado en iniciarme en él, le dije que sí, que por supuesto.
Y el día 24 de abril (día de mi cumpleaños) lo hice, junto a dos mujeres más (una más o menos de mi edad y otra más mayor, de unos 55 años).

La iniciación consiste en que un Maestro Reiki te practica los alineamientos necesarios para estar, para toda tu vida, conectado con la Energía Universal y se te transmiten unos símbolos que debes introducir en cada uno de los chakras o puntos energéticos vitales cada vez que te realizas una sesión de autoterapia. La iniciación es un ritual, pero no es nada parapsicológico, ni nada raro (cuando un sacerdote católico celebra una Misa está realizando un ritual, sin más ni menos). De esta manera y a partir de ese momento, yo puedo realizar Reiki a cualquier persona (incluso a los animales y plantas) para equilibrar su energía y sanar algunos problemas (físicos, emocionales, mentales o espirituales). Que quede claro que con el Reiki NO se cura un cáncer, NO te transformas en curandero ni nada parecido; el término sanar más bien se debería entender como “aliviar”.
Yo, concretamente, lo utilizo para meditar e intentar alcanzar un conocimiento profundo de mí mismo y, en alguna ocasión, para aliviarme algún malestar físico, como la ansiedad o dolores de cabeza.

Aunque el Reiki lo puede practicar cualquier persona, sea practicante de la religión que sea, y porque precisamente el Reiki no es una religión ni una corriente de pensamiento filosófico ni nada parecido, sí que es evidente cierta conexión con el pensamiento budista. Pero es que el Budismo es la única religión que existe sobre la Tierra en la que no existe un Dios, como lo entendemos en Occidente. El Budismo es una filosofía de vida que pretende que el ser humano investigue, trabaje, medite, se formule preguntas y busque respuestas, siempre en su propio Ser.
Buda no fue un dios, fue un iluminado, un boditshava que alcanzó un estado de consciencia superior al de los demás hombres y transmitió sus enseñanzas basadas en sus propias experiencias. En el mundo oriental, Jesucristo fue otro iluminado como Buda y existen numerosas similitudes entre las enseñanzas de ambos.

Yo, en el aprendizaje y la búsqueda de mi propio Ser, de mi verdadera Realidad, cojo las enseñanzas que me interesan y leo numerosos libros, algunos muy buenos, como son, por ejemplo: “Aprendiz de Sabio” y “Optimismo Vital”, del psicólogo español Bernabé Tierno (colaborador en programas de tv y católico, apostólico y romano); “El Poder del Ahora” de Eckhart Tolle (un poco farragoso de leer, pero muy bueno) y, sobre todo, mi debilidad es Antonio Blay Fontcuberta (que tiene un Curso de Psicología de la Autorrealización en audio que no tiene desperdicio). A. Blay murió en 1986, pero fue, sin lugar a dudas, otro iluminado como Buda o Jesucristo, o Krishnamurti o miles y miles de seres desconocidos porque no se han dedicado a plasmar sus pensamientos por ningún medio.

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