miércoles, 9 de enero de 2008

CUANDO ME AMÉ DE VERDAD...

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia yo estaba en el lugar correcto, en la hora correcta y en el momento exacto.

Y entonces pude relajarme.

Hoy sé que eso tiene nombre... Auto-Estima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional no es sino una señal de que voy contra mis propias verdades.

Hoy sé que eso es... Autenticidad.

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente y comencé a ver que todo lo que acontece, contribuye a mi crecimiento.

Hoy sé que eso se llama... Madurez.

Cuando me amé de verdad, comencé a percibir cómo es ofensivo tratar de forzar alguna situación o persona solo para realizar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o la persona no está preparada... inclusive yo mismo.

Hoy sé que el nombre de eso es... Respeto.

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable ... Personas, situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. De inicio mi razón llamó esa actitud, Egoísmo.

Hoy sé que se llama... Amor Propio.

Cuando me amé de verdad, dejé de temer tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los Mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo.

Hoy sé que eso es... Simplicidad.

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y con eso erré muchas menos veces.

Hoy descubrí la... Humildad.

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el Pasado y de preocuparme con el Futuro. Ahora me mantengo en el Presente, que es donde la vida acontece.

Hoy vivo un día a la vez.

Y eso se llama... Plenitud.

Cuando me amé de verdad, percibí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme.

Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, ella tiene una gran y valiosa aliada.

Este texto llegó a mi gracias a gala, trabajadora de la LUZ.

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